A veces pospones tu web durante meses. Esperas a que esté perfecta. Pero ¿y si simplemente empiezas y dejas que crezca sobre la marcha?
Quizá llevas meses soñando con cómo debería verse tu web. Lo ves claro: los colores, el estilo, el ambiente. Pero no logras darle forma exacta. O esperas, pensando que todo tiene que estar perfecto antes de publicarla.
¿Te suena? A mí sí. Y sé que no soy la única.
Hace poco hablé de esto con una colega. Antes empezábamos ideas de cursos, libros, videoblogs… pero rara vez los terminábamos. ¿Por qué? Porque éramos perfeccionistas. O mejor dicho: lo éramos. Porque ahora sé que se puede hacer distinto.
Una de las mejores ideas que he recibido últimamente es que puedes empezar aun antes de que todo esté perfecto. De hecho, muchas veces funciona mejor así. Publica tu web. Construye la estructura. Añade tus textos. Empieza con un diseño básico, colores sencillos y una presentación clara.
Lo bonito es que una web está viva. Puedes seguir construyéndola. Igual que hago yo ahora: escribo blogs, actualizo mi portafolio, voy añadiendo detalles de diseño. La base está. Lo demás va creciendo. Y lo mejor es que la gente puede seguir ese proceso.
El proceso. El surgir.
No dejes que la idea de la perfección te detenga. Déjalo crecer. Deja que tú crezcas.
Y si yo puedo hacerlo, tú también puedes.